Para Gustavo Borges, el barrio está altamente politizado y “la mayor demostración que da el barrio es que no sale porque está consciente de su fuerza”. Esto fue lo que declaró a Supuesto Negado sobre cómo está el ánimo político en las barriadas.
¿Cree que la gente del barrio, de las zonas populares, se sume a la convocatoria de Asamblea Nacional Constituyente?
–Definitivamente sí. Primero porque los sectores populares ven todo ese show de la oposición desde otro punto de vista. Asisten viéndolo de lejos como si estuvieran viendo un poco de niños malcriados quemando su sector, pero tienen la seguridad y la claridad. Y te estoy hablando tanto de habitantes del barrio opositor como chavista. No solo los chavistas. Todos lo vemos como algo muy lejano que es imposible que suceda en el barrio.
–Hay un rechazo general en el barrio, aunque haya personas que apoyan a la oposición, no nos vamos a caer a coba. Aquí mismo en el 23 de enero, en La Pastora, hay bastante gente de oposición. Pero su punto de vista con relación a lo que está sucediendo es otro. No es esa criatura de Hollywood que han creado en el Este, eso está muy alejado de la concepción de la gente del barrio con relación a lo que quieren.
–Eso trae como consecuencia que todos queramos una solución al conflicto. Y mosca, en el barrio no se ve a una Venezuela incendiada. Cuando hablo de conflicto me refiero a una solución a situaciones cotidianas en el barrio, como por ejemplo que cierren constantemente el metro, que no pueden llevar a sus muchachos a la escuela, que no pueden ir a estudiar, que otros no lleguen a su trabajo porque están en la zona del conflicto. La gente del barrio tiene un punto de vista diferente a la gente de la clase alta sobre esas situaciones. Eso genera un deseo y una necesidad de que se solucione esto, porque afecta el día a día de todos los que viven en los sectores populares. No porque estén en medio de la situación, sino porque los que generan el conflicto, están en el medio de la cotidianidad del barrio.
–Eso genera la búsqueda de algo o alguien que solucione la situación. Y en los sectores populares, inclusive el opositor que se mueve por una disociación o por el manejo de la guerra psicológica o manipulación, apuntan es hacia Nicolás Maduro como el único que puede solucionar este problema.
–¿Qué le ha dado en estos 5 meses, sin contar nada más en la historia, la oposición a los sectores populares? Conflicto. Le ha dado conflicto, no le ha dado soluciones. Y mientras ellos llevan conflicto, el gobierno ha tenido acertadamente la posición de seguir avanzando, aunque suene a eslogan político. Y eso la gente lo ve. Y si no lo ve lo siente. Y si no lo quiere ver, la misma realidad se lo muestra.
–Entonces sí, la gente está ganada a buscar una solución. Maduro lanzó la Constituyente y la gente va a buscar allí una solución porque está cansada, agotada.
–Aparte de eso, se debe tomar en cuenta que un gran conglomerado está en su cotidianidad dentro del barrio, igualito desde hace 20 años todos estamos politizados, todos estamos en el debate. Aunque no estén organizados, tienes que considerar que en los barrios están los Comité de Tierras Urbanas, las UbCH, los consejos comunales, las comunas, los colectivos, las organizaciones de jóvenes y todas esas células que están dentro del barrio y le dan un cuerpo, aquellos que no estén envueltos en eso terminan debatiendo también con nosotros qué es una Constituyente.
–Es diferente cómo se discute una Constituyente dentro del seno del Psuv a como se discute en la cancha donde los muchachos juegan basket pero están politizados también. Todos tenemos esa gran ventaja. Y mientras los chamos están jugando un tres, ahí en la cancha se discute qué es una Constituyente, pero a la manera del barrio, no esa manera política dentro de una organización política.
¿Pero es viable adelantar una estrategia política como la Constituyente sin solucionar la crisis económica?
–Ya la gente ha empezado a entender que no es el gobierno el que tiene la culpa de toda la situación económica que está viviendo el país. Y lo está empezando a entender porque logramos sobrevivir al 2016 y se están dando soluciones. Los Clap, que aquí al barrio llegan permanentemente; los aumentos de sueldo; la gente sigue recibiendo vivienda; se sigue luchando contra el desabastecimiento. Más allá de lo que vivimos en el 2016, se tiene una sensación de que alguien está dando soluciones en todo este conflicto generado por la oposición. Esa ha sido la estrategia del gobierno.
–La concepción de hacer política del barrio, o la forma de hacer política, no es la misma forma que la MUD o el mismo Psuv. Es otra. Si a eso le sumas que hay un Estado que da soluciones, que es lo que la gente quiere, significa un fracaso para la oposición y la forma en que está manejando toda esta situación.
¿Existe un nivel de conciencia en el alto gobierno sobre los malestares que está pasando la población?
–Claro que lo hay. Una muestra de eso es que el gobierno en su estrategia ha hecho un gran esfuerzo comunicacional, aunque nos falta mucho, en mostrar a la gente de qué lado está la violencia y de qué lado es que se busca crear una situación que esté fuera de control para que la gente se desanime.
–Aunque suene político, la marcha del 19 de abril es una buena demostración. Ese día yo marché desde la avenida Sucre hasta la Bolívar. Alguien comentaba ahí que ¿cómo es posible que un pueblo saliera a marchar de esa forma si venía saliendo de un 2016 con una crisis alimentaria, de asedio, de guerra, de necesidades, donde los medios decían que el pueblo estaba muriendo de hambre? Y llenamos la avenida Bolívar. Son cosas que contrastan de una manera increíble.
–En las comunidades la gente vive la realidad, la guerra psicológica no nos alcanza como alcanza a la clase media, clase media alta o a los ricos. Esa guerra psicológica que tienen contra nuestras emociones no alcanza a la gente del barrio porque nosotros tenemos que vivir en una permanente lucha por sobrevivir y eso será siempre. Por el trabajo, los chamos, el colegio, etc.. A la gente del barrio no le dan todo, tiene que salir a conseguir lo que necesita en todos los sentidos. Esa dinámica nos protege contra toda esa guerra que se ha tratado de imponer.
–El barrio no vive pegado de las redes. ¿Con qué tiempo un carajo que tiene 3 muchachos y su mujer se mete todo el día en una red social? Claro que está atento a lo que está sucediendo, no está ignorante, lo discute, lo comenta, lo analiza a su manera. Pero no vive metido en eso que han generado a través de las redes y en algunos medios de comunicación. No lo hacen porque tienen una dinámica más revolucionaria y es revolucionaria por el hecho de sobrevivir. Nuestra dinámica es de vida, es de la realidad.
–Ahora el sentido de molestia, de hastío, no va dirigido hacia quien lo puede solucionar que es Maduro y el gobierno. Es algo a favor de toda esta situación.
Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, afirma que el barrio no protesta porque está bajo amenaza de los colectivos o porque les van a quitar los Clap.
–Precisamente esta semana aquí en el consejo comunal Son de la Loma, en La Pastora, abajo, ya casi enfrente del 23 de Enero, llegó la caja del Clap a una comunidad de 840 familias. De ese total, según el censo, unas 360 familias son de oposición. Casi parejo, fíjate tú. Y dos semanas antes de eso, las guerreras mujeres del consejo comunal Son de la Loma, habían visitado casa por casa que tenían que hacer el depósito del Clap. ¿A cuántas personas se les hizo ese llamado? A 840 familias. En la forma en que se organizó la entrega del Clap estaban 840 familias, tanto de oposición como quienes apoyamos el proceso revolucionario.
–El punto de vista de Luis Vicente León está hecho para vender afuera porque eso no se lo cree nadie. Eso viene y lo dice en el barrio y va salir muy mal parado. Eso lo puede decir desde su oficinita, su aire acondicionado, con butaca y escritorio, sin tener ninguna idea de lo que en realidad está sucediendo en los barrios. Aparte de eso es un análisis para vender que el gobierno tiene a la gente en los barrios sometida bajo presiones de colectivos o consejos comunales. Aparte de eso, estaban ahí en la entrega del Clap dos colectivos colaborando con la organización, cosa que duró casi hasta las 12 de la noche.
–La satanización de los colectivos es una leyenda urbana que viene de los círculos bolivarianos en 2002. Yo pertenecí a uno que se llamaba Carlos Reyna en el 23 de Enero y era gente organizada para crear espacios con la comunidad de seguridad y de cultura urbana.
–Pero la clase alta siempre nos va a satanizar porque hay que tener claro que este es un peo de clases y la otra clase siempre va a estar satanizando lo que se quiere hacer dentro de los barrios.
–El punto de vista de Luis Vicente León está sesgado. Aunque a lo mejor él se lo cree, a lo mejor no está creando una matriz de opinión para vender afuera sino que realmente se lo cree. ¿Por qué? Porque nunca ha pateado un barrio. Lo que sucede en los barrios es increíble, esto es otro mundo. Dan ganas de no salir de aquí.
¿Y si el barrio decidiera manifestar su descontento cómo sería eso?
–Es una pregunta muy importante porque desde Nicolás Maduro para acá, e inclusive antes, cuando Chávez, el barrio ha hecho una de sus muestras más increíbles en la historia del chavismo y en la historia del barrio en sí mismo: es no salir. Y no salir no por indiferencia, sino porque están clarísimos de su fuerza.
–Una irrupción espontánea de las fuerzas del barrio en los focos de violencia de ellos nunca la soportarían. Nunca la soportarían. Pueden tener bombas molotov, armas caseras, escudos, su violencia, y no lo soportarían en sus pequeños espacios de violencia. El barrio sabe eso y no solo lo sabe por violento sino porque ya ha habido muestra de eso. En el 89 hubo una muestra de eso y el 11, 12 y 13 de abril hubo otra muestra. Cuando el paro petrolero hubo una muestra de eso.
–La gran diferencia es que ahora el barrio está consciente del poder que tiene y no lo va a ejercer violentamente. La mayor muestra de poder del barrio es quedarse tranquilo por ahora, porque está seguro. Claro que esta situación afecta, pero no tiene esa inseguridad del débil, tiene una seguridad de que tiene el poder de solucionar esto. Pero la solución sería violenta. Maduro nos ha propuesto una solución pacífica y es la que ha asumido no obedientemente, sino disciplinadamente. Que tampoco es la disciplina militar ni la de un partido, sino la disciplina espontánea de que tiene a un tipo ahí que están echándole al asunto. Eso que ellos están buscando no va a suceder.
–Si en realidad está toda la gente en contra. Si está la gente protestando en las calles, ¿por qué Nicolás Maduro sigue gobernando? Están haciendo el ridículo afuera porque la gente llega a la conclusión de que está gobernando porque aquí hay un apoyo popular inmenso todavía al proceso revolucionario y no solo a Maduro, él está al frente pero el apoyo es al proceso. Esto cambió completamente. Claro, para eso hay que vivir en los sectores populares y sentir en la piel esa situación.
–Repito: no aguantarían la irrupción del barrio en sus pequeños focos, porque son demasiado pequeños, ni siquiera es un país contra otro país. Porque hasta la misma gente se está deslindando de eso. ¿Tú crees que esos pequeños focos de violencia aguantarían la irrupción del barrio? No te estoy hablando de colectivos, te hablo del barrio completo. No lo aguantarían. Es imposible. Y es una prueba de fuerza el no salir porque conocemos nuestra fuerza.
¿Qué pasaría si se intenta replicar en los barrios las guarimbas o estos focos de violencia?
–Ha habido intentos y no solo durante estos 4 años del gobierno de Maduro, los hubo incluso cuando Chávez y no han durado más de 5 minutos. Te pongo un ejemplo: en días pasados hubo un intento de cerrar la avenida Sucre y eso duró 5 minutos. De inmediato la comunidad rechazó el intento de cierre. Eso es imposible. Eso no va a suceder nunca. Y no porque seamos más arrechos, sino es que el barrio opositor y el barrio chavista no está de acuerdo con que eso suceda.
–Cuando hay un intento de cierre en las zonas populares es porque hay elementos extraños al barrio allí metidos. Yo no veo a las 360 familias del consejo comunal Son de la Loma cerrando la avenida Sucre. Y estamos hablando de 360 familias, eso es un gentío.
–No hay posibilidades de que la oposición logre una espontaneidad hacia la guarimba en los sectores populares.
–Esa gente es tan gafa que muestran lo débil que están. Y lo hacen contratando al hampa mercenaria que vive a los alrededores del barrio para generar caos en la zona. Eso es una muestra de debilidad. Si tienen que conseguir una fotografía que mueva el mundo, eso es una muestra de debilidad. El mensaje que nos envían es que no tienen fuerza y que nosotros somos más fuertes que ellos. No solo más fuertes en el sentido violento, sino en el sentido de concentración, político, de conciencia.
–Esa conciencia es con nuestros propios códigos. Ahora, ellos le están creando dificultades a nuestra cotidianidad, bueno, eso hace que nos arrechemos contra ellos pero lo hacemos desde el análisis. Porque estamos claros que nuestra fuerza está en quedarnos tranquilos, porque ellos no aguantarían nuestra irrupción. Pero ¿por qué esos muchachos están tan envalentonados contra la Guardia Nacional y la policía? ¡Qué papaya! Si hasta del mismo Estado les mandan el mensaje de que no los van a joder. Así es una papaya salir a protestar. Eso también es una muestra de debilidad que uno analiza en el barrio.
¿Cuál es la interpretación en el barrio del momento político actual?
–Que estamos pasando por una transición bastante fuerte pero generada por las ansias de un sector que se desligó de los viejos políticos y de los ricos y dio un paso adelante para tomar el poder. Me explico: los ricos dejaron de estar usando políticos de turno para montarlos en el gobierno. Dejaron de hacer eso y son ellos ahora los que asumen esa posición-clase de que son ellos los que van a gobernar este país.
–El barrio por el contrario no está dispuesto a volver a ser tutelado por ninguno de estos nuevos políticos que ahora quieren asumir. Y además esta nueva generación de políticos está muy desprestigiada ante la vista del barrio. Que si Freddy Guevara, que si Requesens, los que llevan la dirección de esta gente violenta, esa gente no tiene ningún ranking en el barrio para asumir un liderazgo nacional, no lo tienen. La gente los ve como unos carajitos malcriados.
–Pero los del barrio están claros, en su mayoría y en su manera de percibir las cosas, que nosotros estamos pasando una situación política donde las clases dominantes han dado un paso adelante para asumir ellos el poder. Una muestra de eso es Lorenzo Mendoza, una clase que no es política que ahora quiere manejar este país.
–Y aparte de eso, aunque mucha gente no lo crea, se discute fuertemente la injerencia internacional dentro de esta situación política. Eso es muy importante. La gente no solo ve a estos pseudo políticos y empresarios que quieren tomar el poder, también discute que estamos en una situación donde poderes extranjeros, trasnacionales quieren echarle mano al país. Eso te lo discute desde el mototaxista hasta la señora que vende las empanadas. Yo veo que siempre se critica mucho el trabajo comunicacional que se ha hecho pero si lo vemos desde ese punto micro, yo diría que en algo el trabajo comunicacional, lo haya hecho quien sea, se ha hecho porque la gente está clara.
¿Cómo describirías el ánimo político en el barrio actualmente?
–Creo que hay que explicar qué significa alta participación política para nosotros, porque si para nosotros alta participación política significa movilización permanente en las calles, estar sujeto a una dirección política, pertenecer a un partido y ser militante, entonces nunca vamos a hacer el cálculo correcto.
–Tengo un pana ahorita que va a buscar su moto y según como esté su día él va a las marchas. Está claro con este asunto y cuando toque salir a defender, él saldrá a defender y cuando hay que votar, él saldrá a votar. Y no pertenece a ninguna militancia sino a la militancia del barrio. Pero cuando nos sentamos a discutir su nivel de conciencia, aunque no maneja los códigos del analista intelectual, es increíble.
–Aunque no manejemos los códigos que nos identificarían con un alto nivel político, se puede ver la alta capacidad que tiene la persona común, desde Chávez para acá, desde el 89 para acá, para discutir la política. Eso mata la indiferencia y la persona está envuelta en un proceso de análisis político claro y mantiene a la gente activa en la discusión. Eso hace que el desánimo no cobre fuerza. El barrio está activo.