La detención y entrega al bastardo gobierno colombiano del camarada
guerrillero y cantaautor Julián Conrado,
integrante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por parte del estado Venezolano, de nuevo pone
sobre el tapete de la discusión política un "temita "
recurrente, una vaina que se da muchas veces en nuestros espacios, a lo interno,
pero una discusión que se da: hasta que grado los grupos de izquierda, colectivos y movimientos
populares se atreverían a desafiar abiertamente semejantes decisiones de parte
del presidente Hugo Chávez y su gobierno. Y es que la vaina no se ve fácil; a
la hora de fijar una posición nos
veríamos en la necesidad urgente de
adoptar una firme postura de rebeldía con relación a la lucha que venimos librando
al lado del proceso revolucionario
bolivariano que lidera este hombre.
El cantante de las
FARC, como era conocido Guillermo Enrique Torres Cueter, alias “Julián Conrado es
detenido en suelo venezolano, en el estado Barinas a través de una acción
conjunta liderada por los cuerpos de represión colombianos y los de Venezuela y
su extradición al vecino país seria un empaquetado con visa a las cárceles del imperio quienes ofrecían una
recompensa de 2,5 millones de dólares a quien facilitara la captura del
revolucionario colombiano.
"Gracias al Presidente Chávez por la captura de
alias "Julián Conrado" terrorista de las Farc que tanto daño le hizo
al país" fue la firma bastarda e irónica con que Santos a través de la red
social sello el destino del turbaquero Guillermo Torres Cueter . Santos no calla y desafía
abiertamente.
“Detuvimos al
rebelde (Julián Conrado) cumpliendo con nuestra obligación, y seguiremos haciéndolo,
Son asuntos de Estado, y yo hago votos para que se mantenga las buenas
relaciones políticas, económicas, sociales entre dos pueblos que somos
hermanos'' Hablo el Estado. Chávez no calla y si fija posición
En cualquier otro momento de arrastre histórico el
movimiento popular estaría en la calle, las noches transcurrirían en medio de
tomas de paredes para hacer las pintas, comunicados de rechazo a la extradición
de los compañeros estorbarían el paso del caminante en las calles, la música de
Julián Conrado estaría sonando en todas
las radio clandestinas,las manifestaciones echarían a los cuerpos represivos
del estado sobre nosotros, la coñaza seria buena, pero no callaríamos.
Nuestras luchas y rebeldías se ven cada vez mas
debilitadas, disminuidas por nuestra inacción y la aceptación a dientes
apretados de acciones como estas que trasmiten una sensación de estar siendo traicionados
en las alianzas que venimos haciendo desde hace doce años con el actual proceso, alianzas que al parecer
solo han sido suscriptas por nuestra creencia ciega de estar apoyando una
verdadera causa revolucionaria. Chávez
nos debe una explicación en este caso mas allá de su soberbio y sostenido quémenme a mí con que cerró el caso de Pérez Becerra o su actual retador "son
asuntos de estado”.
La solidaridad con nuestros militantes y luchadores
revolucionarios no se negocia, que negocien los Estados mas no nosotros. Pero callar
es hacerse cómplice
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