Arrechísima la concentración de ayer pana,
verga, la vaina estuvo buena. Coño por fin la gente otra vez en la calle mano,
sin tanta paja o institución, sin tanto funcionarios rojos rojitos con cara de obligados
a marchar so pena de quedar sin empleo, sin tanto diputado, ministro o
dirigente posando ante cámaras de televisión y disparándose discursos guebones
y agotados que ya nadie escucha o cree; y no es que no estuviesen estos
animales allí, estaban, pero en una situación mas singular: opacados algunos,
sometidos otros y entregados muchos de buena gana a la voluntad rebelde del sujeto llano que nadie dirige, que se convoca
solo, el de a pie, ese pueblo espontaneo, insurgente, noble y arrecho que se fue a Miraflores a decirle al Hombre que aun
cuenta con su apoyo, como en aquel 13 de Abril, pero que se ponga las pilas
porque hay mucha gente jodiendo la vaina. Otra vez, como no sucedía desde hace
tiempo, fue el pueblo el protagonista de la calle. Vi padres con chamos en sillas de ruedas, parapléjicos,
embarazadas, viejitos de 90 años, todos queriendo ver al Hombre, apretujándose con
la multitud; familias enteras donde cinco carajitos vestían de rojo y gritaban
el ¡uh ah Chávez no se va!
Me conseguí con un pana y su familia, esos panas que uno
tiene, burgueses de condición, funcionario de carrera, uno de esos a los que
cambian de gerencia cada vez que cambian al ministro; en uno de los últimos enroques ministeriales
se quedo sin empleo injustamente y recién pario pa mas vaina, pero allí estaba,
con su carajito colgao del cuello, convocado por los no convocados ¡y mas alegre que el coño el tipo!
En medio de esa furia de solidaridad al
Hombre, coñazos de deseos de recuperación y desbordado frenesí ante lo que representa
el Tipo, no faltaron los que soltaban consejos y advertencias a Chávez,
como si tuviese este el poder de escucharlos a todos. Estaba una vieja a mi
lado, blandiendo un cartón donde se leía un "Chávez te amo!, comentándole a alguien o a muchos de los que
la apretaban: ¡Chávez tiene que ponerse jodido, amarrarse los pantalones y
embraguetarse duro contra tanto sinvergüenza dentro del gobierno!... jajaja Yo me rascaba
la tostadora y me decía pa adentro: Verga, que vaina, el común siempre tan claro
nojoda!
Muy de pinga la vaina, coño demasiada
arrecha. A la final, rumbo a ver donde y con quien me caía a palos esa noche,
me di cuenta de que me sentía más Chavista que nunca. No fui a celebrar ningún Bicentenario
del coño fui a celebrar a Chávez, como todos los que allí estábamos.
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