Juan Alberto discute apasionadamente con sus amigos, vecinos del barrio. Es fin de semana, fin de semana de cerveza y juegos de dominós en el barrio, de carajitos en la calle, llevándose a media humanidad poermedio con sus bicicletas o carreras detrás de una pelota de futbol como si jugaran en un gran campo imaginario. Sábado de apuesta a los caballos y música ensordecedora que va desde el ritmo de una salsa brava al bolero de Julio Jaramillo, deteniéndose a veces en reggaetón o hip hop escuchado al fondo por los muchachos. El barrio estalla en una gran algarabía, un sabroso desorden, lleno de códigos, conversaciones, cervezas y tragos de ron, fritangas pa calma el hambre fuera del rancho, mientras se reúne alrededor de su espacio común de encuentro: la calle, fuera del hogar y lejos de las duras jornadas diarias de trabajo.
Es como una gran fiesta comunitaria en donde nada esta preparado, estudiado, organizado, es un gran desorden popular con una intensa necesidad de comunicarse, de encontrarse con el otro. Los tres compañeros de juego de Juan Alberto lo escuchan, lo interrumpen, agregan a la discusión sin restarle atención al juego. Alrededor de ellos, otros grupos de vecinos en medio de un gran escándalo apuestan a los caballos, atendiendo, sin soltar sus cervezas, a la radio por donde se trasmiten las llegadas y las partidas de los animales, en torno a una gran excitación baten sus manos chasqueando sus dedos, pujando, como si así le dieran mas bríos a las bestias a la que apostaron, mientras, un narrador desconocido trasmite el desarrollo de la carrera, mencionando cada nombre de los caballos y su posición a medida que esta avanza. Que discuten Juan Alberto y sus compañeros?
Acerquémonos para saber de que hablan. Aja, resulta que uno de los compañeros de Juan es vocero de un concejo comunal, organización del barrio elegida en asamblea popular por todos los vecinos. Andrés se llama, y Juan es de los que no participan por diferentes razones en las actividades que este concejo comunal promueve en el territorio. En medio del juego Andrés razona con sus compañeros, tratando de hacerles ver lo necesario que es la participación de toda la comunidad en la solución de los problemas porque todos vivimos allí y estos nos afectan por igual; además que cuando llegan las soluciones todos nos beneficiamos.
A su alrededor, no muy lejos de su mesa, tres mujeres, vecinas del sector, que han salido a la calle para ofrecer sus comidas y bebidas a precios del barrio, vigilan sus hijos mientras discuten las violentas intervenciones de los policías en la comunidad, María Alejandra relata como su hijo fue golpeado cuando un escuadrón de uniformados interrumpió abruptamente el juego de básquet en la cancha del barrio, lugar de encuentro de los chamos; las demás mujeres la escuchan y asienten ante la indignación de María Alejandra. Tenemos que organizarnos con los muchachos, dice. El hecho de que tengan que jugar en la calle por no haber una cancha no los hace delincuentes.
Cartelera barrial |
Pero como se inicio la discusión en la mesa de domino, entre Andrés, Juan Alberto y demás compañeros? Simón, uno de los jugadores, viejo fundador del barrio, experto en los secretos de la albañilería y zorro imbatible con una piedra de domino en la mesa, comentaba como este fue conformándose encima de una gran cañada de aguas y riachuelos que bajaban del valle; relataba como las quebradas y manantiales fueron desapareciendo, secándose a medida que el barrio crecía y se consolidaba y que de allí el origen del nombre del sector, Agua Salada, además añadía que ese era el motivo de que las mayoría de las casas sufrieran de filtraciones, reflexión esta que movió a Juan Alberto exponer la situación de su vivienda en donde todas sus paredes están cayéndose según el, comentario que aprovecho Andrés para señalar la falta de participación de este en la solución de los problemas de la vecindad. El tiempo transcurre y en cada uno de los espacios las discusiones van cambiando a una velocidad que ninguna tecnología podría registrar. La política, la economía, la religión, la delincuencia, las necesidades, los aciertos y los errores, desde el banal chisme hasta el futuro del mundo habrán sido discutidos desde la visión del barrio. Antes de que se acabe el día todo este colectivo habrá desmenuzado, construido ,analizado y definido su entorno, haciéndolo mas suyo; habrá hecho propuestas y sugerencias; habrá descuadrado al mundo haciéndolo horizontal para poderlo entender desde el barrio. Y así se va.
Al final de este se habrá realizado el ejercicio de comunicación más maravilloso y productivo que puede haber, el del debate y el encuentro, el del sitio común, allí donde se genera la otra comunicación.
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